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El Muro occidental: un lugar especial para las oraciones

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¿Por qué escribimos nuestras oraciones en papelitos y la dejamos en el Kotel?

La costumbre de poner papelitos en el Kotel

Durante todas las generaciones desde la destrucción del segundo templo de Jerusalén hace casi 2000 años, los judíos del mundo se acercaron a la zona del monte del Templo para recordarlo y para orar por su reconstrucción. A partir de la conquista musulmana en el siglo 7, la zona pasó a ser sagrada para el Islam y por lo tanto los judíos tuvieron que buscar otros lugares donde recordar el templo destruído. Ya desde ese entonces, y principalmente desde el siglo 14, el muro occidental del monte comenzó a recibir visitas constantes de los judíos que llegaban para lamentarse por la destrucción del templo o por las desgracias por las que pasó el pueblo desde aquel suceso. Es así que el muro occidental pasó a ser llamado «El muro de los lamentos».


¿Cuándo comienza la costumbre de poner los papelitos?

En el año 1742 llegó a Jerusalén Rabí Jaim Ben Atar (conocido como el «Or Hajaim» y famoso por su comentario del pentateuco) y vivió allí por un año hasta su fallecimiento. En una oportunidad, un hombre se le acercó llorándole por las desgracias que estaba soportando. El Rabino tomó un papel, escribió algo en él, lo dobló y le dijo que vaya a ponerlo entre las piedras del muro. Años más tarde la costumbre se hizo popular y para el siglo 19 ya era una constumbre instituida. Hasta ese entonces no se encuentra algo sobre la existencia de la costumbre, y en cambio, sí era costumbre que quien llegaba escribía (o «dejaba») su nombre en las piedras. Hasta principios del siglo 20, el muro estaba lleno de nombres escritos y hasta el día de hoy uno de ellos está grabado en una piedra en una de las filas del medio.

¿Por qué hay grietas entre las piedras?

En el año 1260 los mamelucos conquistaron Jerusalén de mano de los ayúbidos. Hasta ese entonces, el muro occidental estaba casi completamente al descubierto y no había edificios construídos pegados al muro. Los mamelucos aprovecharon el espacio para construir allí, y ya que el muro está construído sobre un valle en su sección sur (llamado el valle «Teropeón») se tuvieron que construir arcos sostenidos parcialmente por el muro para nivelar la altura de los edificios. Esas construcciones dañaron o modificaron al muro en gran medida. Se estima que con el correr de los años, los edificios de la sección sur del muro occidental fueron dañados o destruídos por terremotos (en esa zona el suelo está muy lejos de la roca madre y por lo tanto es más inestable) y por eso parte del muro permaneció expuesto.

¿Qué se hace luego con los papelitos?

El reglamento religioso judío indica que todo objeto sagrado (sea un rollo de Torá, un libro de rezos, un Tefilín, etc) que ya no ha de usarse más no puede ser destruído, y por ende debe ser enterrado. Por eso fue decidido que los papelitos del muro tendrían el mismo destino (más teniendo en cuenta que algún papelito podría tener escrito un nombre sagrado que se considera prohibido destruir). Dos veces al año se hace una limpieza oficial del muro y se quitan los papelitos desde lo profundo de las grietas, una vez antes de Rosh Hashaná y otra antes de Pésaj (la mayoría de los papelitos caen solos y casi todas las noches se pueden apreciar en el piso una buena cantidad antes de ser recogidos). Estos son enterrados en el cementerio del monte de los Olivos.

Fuente: Israventura

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