La sorprendente historia de los judíos del Amazonas.
Judíos Marroquíes del Amazonas
Por
Diario Judío México
La comunidad judía del Amazonas tiene una rica historia de casi dos siglos, mucho más antigua que las comunidades judías de Río o de San Pablo – las más numerosas del Brasil- que es todavía poco conocida y estudiada, tanto en el Brasil como en el extranjero.
En la actualidad no quedan comunidades judías organizadas más que en Manaos y en Belem; pero durante el curso del Siglo XIX, pequeñas kehilot han florecido sobre las orillas de los numerosos ríos de esta región salvaje.
En las aldeas tales como Maua, Itacoatiara, Alencar, Obidos, Cametá, Santarém Itaituba y una docena de otras, dispersas a los largo del río Amazonas y aún en Iquitos y Yurimaguas, en el Perú se encuentran antiguos cementerios judíos – la mayor parte abandonados. Los nombres escritos sobre esas tumbas, casi todos apellidos de familias provenientes de Tánger y de Tetuán, cuentan una larga historia de presencia judía en la región. Sobre esos monumentos funerarios, se hallan nombres tales como Azulay, Abensur, Assayag, Bengio, Benzaquen, Benchimol, Bendahan, Benarros, Medina, Sabba, Serrouya, Zagoury y muchos otros de origen marroquí fechadas entre 1890 y 1930.
Tumba de Rab. Muyal
El apogeo de la explotación del caucho en el Amazonas, entre 1890 y 1910, atrajo una importante inmigración de judíos marroquíes. Pero las primeras familias judías habían llegado muy anteriormente en 1810. La sinagoga Shaar HaShamaim de Belem, la más antigua de Brasil (si no se cuentan aquellas que datan de la ocupación holandesa en el norte del país en el siglo XVII) ha sido fundada en 1823 y ha estado siempre en actividad. Los inmigrantes judíos marroquíes del Amazonas vivían sobre todo del comercio de productos de la selva. Viajaban en barco por la región para comprar los cueros y las pieles de los animales, las especias, las castañas y otros productos de la selva, para vender granos, telas y diferentes artículos producidos en la ciudad. En los años 1880, el descubrimiento del caucho a partir de lahevea brasiliensis, árbol muy abundante en el Amazonas, creó un verdadero boom económico. Pero este boom no duró demasiado. Los ingleses, que estaban establecidos en la Malasia, habían creado plantaciones que volvieron obsoletos los métodos de extracción del látex amazónico y provocaron una caída del precio internacional del caucho. Esta fue la debacle de la economía amazónica y el fin de la inmigración, los judíos abandonaron sus aldeas sobre las orillas de los ríos amazónicos para buscar un nuevo modo de vida en Manaos, Belem y en Río. Algunos, no se fueron y su descendientes han terminado por asimilarse totalmente a la población local.
Su identidad judía se ha perdido en el transcurso de una o dos generaciones, pero hoy día todavía se puede encontrar, dispersos en esta inmensa región salvaje que cubre un territorio más grande que Francia, los millares de descendientes de estos inmigrantes que, a pesar del abandono de la religión de sus antepasados, conservan los nombres y apellidos típicos de los judíos marroquíes. El más conocido entre ellos es sin duda el cantor ciego David Asayag, cuyo abuelo fue un inmigrante judeomarroquí.
Prof. Samuel Benchimol