¿Cual es el origen de la vida?
La primera palabra de la Biblia, bereshit, contiene la respuesta al enigma de la vida y la mente en nuestro universo. En su sentido simple, bereshit se traduce como “en el comienzo de”. Pero en la primera frase de Génesis, en el texto hebreo no hay ningún objeto para la preposición “de”. Deberíamos leerlo de esta forma: “En el principio de Dios creó los cielos y la tierra”. ¿En el comienzo de qué? Por eso en griego y en latín simplemente borraron el “de”, lo cual por supuesto es ridículo y al límite de lo herético, como si esos antiguos traductores sintieran que ellos podían mejorar la expresión de los hechos mejor que la Biblia.
La sabiduría es omnipresente, el sustrato de cada partícula del mundo y todavía más evidente en los cerebros y las mentes de los humanos cuando nos cuestionamos sobre nuestro origen cósmico.
El penúltimo intérprete del texto hebreo, Rashi, elucidó hace casi mil años la sutileza de esta palabra. La pista se encuentra en la naturaleza compuesta de la palabra bereshit. Rashi trae la respuesta aludiendo a la información que recibimos de la traducción de hace casi dos milenios de la Biblia al arameo, una lengua hermana del hebreo. Bereshit es una palabra compuesta que significa “B”, con o usando, “reshit”, una primera causa de sabiduría, Dios creó los cielos y la tierra. Que esta “primera causa” se define como sabiduría deriva (tal como lo señala Rashi en su comentario a Génesis 1:1) de Proverbios (8:12, 22-24). “Yo, la sabiduría … Dios me adquirió [a la sabiduría] al comienzo de Su camino, la primera de Sus obras antiguas. Yo [la sabiduría] fui establecida desde la eternidad, desde el principio, antes de que existiera la tierra. Cuando todavía no había abismo, yo [la sabiduría] nací…”
La sabiduría, la emanación completamente metafísica del Creador, produjo el big bang, la creación del universo físico en el cual habitamos.
Con sabiduría (Proverbios) y mente (Wald), o en el lenguaje de la mecánica cuántica, información (J. A. Wheeler), como la esencia de la existencia, se resuelve el enigma del origen de la vida sensible capaz de tener consciencia de la maravilla de su propia existencia. La sabiduría es omnipresente, el sustrato de cada partícula del mundo y más evidente en los cerebros y las mentes humanas cuando reflexionamos sobre nuestro origen cósmico.
El éxito de la vida de hecho está “inscrito en la estructura misma del universo”.
En síntesis, esta es nuestra génesis cósmica:
De forma concisa: la sabiduría de Dios impregnó la energía de la creación del big bang y sentó las bases para lo que lo que aparentaba ser una energía inerte pudiera metamorfosear y cobrar vida. No sólo cobrar vida, sino todavía más. Vivir y tener consciencia de estar vivo. Como lo expresó muy bien el profesor Wald: “La mente es la que compuso un universo físico que engendra vida y que eventualmente desarrolló criaturas que tienen conocimiento y pueden crear: ciencia, arte y creación tecnológica de animales. En ellos el universo comienza a conocerse a sí mismo”.
Aish Latino